Habitualmente suelen ser artículos muy buenos que me gusta leer y de los que aprendo cosas muy interesantes. Sin embargo, éste que comento no sólo no me gustó (por su contenido) sino que estoy completo en desacuerdo con lo que expresa. Por algún error no se pueden poner comentarios en el propio artículo, así que se me ocurrió subirlo a Facebook y allí colgar mi comentario. Varias personas me han pedido que lo ponga en forma de nota para poder pasarlo, y eso es lo que voy a hacer aquí.
Éste es el artículo original de la revista Consumer: http://www.consumer.es/web/es/bebe/ninos/2-4-anos/2011/11/29/204978.php?fb_ref=.Ttgt55WAhfY.like&fb_source=profile_oneline
Ésta es su página en Facebook donde también dejé mi comentario y en la que leó sorprendida los comentarios de otros padres en una dirección muy distinta del mío: http://www.facebook.com/EroskiConsumer
Y aquí tenéis mi respuesta:
Yo me preguntaría, ¿y qué hacer cuando los padres se portan mal?
Todos los días miles, millones de niños en el mundo son maltratados por sus padres. Esta semana ha sido un gran escándalo en Francia el c ...aso de un niño que ha muerto por porta ...rse mal en la guardería: su padre lo castigó metiéndolo en la lavadora en marcha... ¿Quién se encarga de ponerles límites a los padres? O en boca de la autora, ¿cómo actuar cuando los padres se portan mal? ¿qué hacer para que mejoren su conducta?
Me ha parecido un buen artículo en cuanto a que refleja lo que piensa la gente en la calle. Me ha parecido pobre porque sólo ha pedido opinión a expertos que se encargan de niños con conductas muy extremas. ¿Por qué no ha tomado como base a psicólogos infantiles de la talla de Rosa Jové, por ejemplo? ¿Por qué cuando hablamos de un niño ya de primeras se da por hecho que su conducta es casi patológica? ¿Por qué nos dan tanto miedo los niños y sus emociones descontroladas, que ni ellos mismos entienden? ¿Qué pasa en esta sociedad que sólo busca poner límites y normas en lugar de dar un abrazo y buscar calor y maneras de transmitir amor y comprensión? ¿Es que los cursos sobre empatía y resolución de conflictos, tan de moda, sólo sirven entre adultos? ¿Es que la inteligencia emocional no puede aplicarse a la crianza de un niño o de una niña? En lugar de hacerlos nuestros enemigos serían más sencillo sentarse con ellos en el suelo y tratar de ver el mundo desde su altura, así a lo mejor podríamos comprender un poco más su mal humor, sus frustraciones, sus ganas de comprender y ser comprendidos.
Hay que marcar normas de comportamiento desde el principio, dice un médico especialista con un título muy largo. Desde el principio, ¿desde cuándo es concretamente? ¿Desde que nace? ¿Antes de que nace? ¿Desde cuándo concretamente hay que comenzar a marcar esas normas? ¿Por qué las normas sólo se marcan a los niños y no a los padres? Los niños no son autómatas, ni ratas de laboratorio a los que condicionar positiva o negativamente ante determinados estímulos... Los niños son personas, con algo que parece que todos estos especialistas con títulos largos olvidan: sentimientos. Los niños tienen sentimientos, sienten amor, ternura, ira, rabia, soledad...
Parece que se nos olvida que los niños son personas con sentimientos, igual exactamente que los adultos. ¿O nos olvidamos de que tenemos sentimientos? A lo mejor nos enseñaron desde niños a seguir unas normas marcadas por otros que no tienen para nada en cuenta nuestras necesidades emocionales y nuestros sentimientos. A lo mejor, en algún punto de nuestra infancia, nos desconectamos de nosotros mismos para poder sobrevivir en un mundo adultocéntrico que no deja espacio para que los niños puedan expresar sus sentimientos, sean los que sean. En esta desconexión se nos olvidó amar, sentarnos en el suelo a disfrutar de la vida, vivir un momento cada vez... Como nos sentimos maltratados en algún momento, buscamos continuar esa cadena de soledad y odio.
Alguien hablaba hoy de romper la cadena de continuidad. A lo mejor es el momento de hacerlo y buscar crianzas respetuosas con los hijos y con nosotros mismos, respetando las emociones y sentimientos de todos. Dando espacios para ser y para expresarse y vivir.
Es triste que en ningún momento del artículo se haya preguntado a ningún psicólogo terapeuta cómo recuperar la magia de la relación padres e hijos. Habrá algún día, no muy lejano, en el que la única norma que exista sea el amor. Y con eso, basta.
Mónica Alvarez, Psicóloga, Terapeuta de Pareja y Familia
Plas, plas, plas...(emoticono aplauso)
ResponderEliminar:D
ResponderEliminarGracias por el comentario!
No me equivoqué cuando te dije que eras GENIAL :)
ResponderEliminarLos padres y la sociedad somos los grandes responsables. para ayudar en temas de comportamiento se necesitan educadores y padres que tengan una educacion emocional personal. Mientras los padres no hayamos trabajado nuestro niño interior, nuestra rabia.....estaremos maltrtando igual que nos han maltratado y traspasando sufrimiento a niestros hijos porque carecemos de herramientas para manejar el mundo emocional. <pero quiien quiere aprende hay teerapeutas y libros y alternativas. Primero tratamiento para los padres y luego veremos que no hacen falta sicologos para los hijos
ResponderEliminarCaro, me vas a sonrojar... :P
ResponderEliminarAnónimo, completamente de acuerdo contigo. En terapia de familia la mayoría de los casos que llegan con un niño como paciente designado acaban siendo reconvertidos en terapia de pareja y/o individual para alguno de los padres.
ResponderEliminarSi quitamos todos los niños tratados de manera sistemática, encontraremos a aquellos niños que sí tienen realmente un problema que necesita tratamiento y que muchas veces pasa desapercibido para padres y educadores.
Gracias por todos vuestros comentarios!
Ni una cosa ni otra , los niños son mas listos que los adultos y saben como conseguirlo todo , si sale un nini le daremos amor jajaja.
ResponderEliminarSe tiene que educar bien . y veo mal los dos casos.
A qué te refieres con lo de los dos casos, Anónimo? No te he entendido...
ResponderEliminarGracias por el comentario!!
Estupendo comentario! Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarTe puedo contar lo que me responden a mí cuando pregunto: "¿porqué castigas a tu hijo/a cuando se porta mal si tú no puedes ser castigado/a cuando tampoco tienes es comportamiento adecuado?"
Respuesta (suele ser siempre la misma): "soy yo quien manda, soy yo quien tiene que enseñar a mi hijo/a, mi hijo/a tiene que respetar mis decisiones ..."
Desde mi punto de vista, totalmente inaceptable. Tengo la sensación de que los niños únicamente tienen obligaciones.
Te llevo a mi blog. Un saludo.
Hola Anuska! De acuerdo contigo! Es verdad, los niños sólo tienen obligaciones... Y cuando dicen que es bueno hacerles tal o cual cosa porque tienen que aprender a tolerar la frustración... ¡¡como si no se frustraran suficiente ellos en el día a día con todas las cosas cotidianas que no pueden hacer!! Cuántas veces al cabo del día les estamos diciendo que no a deseos que pueden ponerles en peligro potencial o que simplemente no son adecuados para un niño...
ResponderEliminarNuestra sociedad está pensada desde el adultocentrismo: yo sé, yo tengo la verdad, yo mando. Desde el poder, desde el estatus que da estar (creer que se está) por encima del otro...
Y luego nos quejamos de que el médico, el cura, el maestro, el electricista nos tratan desde arriba... A lo mejor es sólo que estamos en una gran cadena en la que el pez grande se come al chico, y además lo justifica como algo "normal" que ocurre todos los días y así es como ha sido siempre.
Gracias por tu comentario :D
me a encantado tu comentario,ya va siendo ora de que los padres nos paremos y aprendamos a usar las emociones para poder enseñar y aprender con nuestros hijos,siempre con unas reglas mínimas para no llegar al otro extremo(niños que maltratan a sus padres)tenemos que llegar a un termino intermedio de comprensión,ternura y mucho amor con unas normas básicas para todos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Ana, la inteligencia emocional aplicada a la crianza podría darnos muchas claves sobre cómo educar a nuestros hijos y sanar a la vez nuestras propias heridas. Tenemos un bonito camino por delante de aprendizaje y crecimiento.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación!